A veces veo ropa tirada y pienso en ti cuando éramos novios, la diferencia es que en aquella época lo que había en el suelo eran minifaldas y lencería fina, y mi primer impulso era voltearme a tocar tu cuerpo en mi cama.
Ahora sólo miro uniformes escolares y en vez de dirigirme a ti, le grito al niño que recoja su cuarto.
Hay que admitirlo, una simple prenda de menos, puede definir una historia.
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