jueves, 18 de julio de 2013

Ella decidió poner las reglas. Yo… no entrar al juego Hubo muecas torcidas y ojos humedecidos, pero no discusión, ambos fuimos claros, tal vez demasiado. Media hora más tarde el aire se llenó de la pesadez que sólo dejan los asuntos que nos hubiera gustado terminar diferente y se sintió incómodo bajar escaleras que tal vez no subiría de nuevo. Fue difícil decir que no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario