jueves, 18 de julio de 2013

La vi caminar descalza al refrigerador, tomar un par de huevos y después me preguntó, ¿estrellados o revueltos? Fue entonces que supe que se quería quedar, no necesariamente en mi departamento, pero si en mi cotidianeidad. ¿Qué iba a decir yo al respecto? Es muy difícil saber si se ha dado una respuesta errónea o adecuada, cuando tu cuerpo está cómodo en una cama en la que hiciste el amor y te ofrece un desayuno, una mujer de carne firme, cuyas curvas si no grandes, sí agradables a la vista, se adivinan bajo la tela de un vestido largo que hacía unas ocho horas le habías quitado. Sólo le dije revueltos, me pareció lo más correcto.

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